No voy a amar todo lo bello que veo. No amé a la mas guapa del salón, no amo a la más linda de mi barrio, y estoy seguro que no amaré a aquella futura compañera de trabajo que todos mirarán. Lo siento, yo no puedo amar.
Si compartí años de mi vida con alguien, que se demoro mas tiempo en decirme que me quiere, que en conseguir su siguiente pareja, ¿qué quieren que les diga? ¿Que igual fui feliz? Lo siento, yo no puedo amar.
Jesús perdonó nuestros pecados, murió por nosotros y aun así nos ama. Esta bien, pero jamas seré como Él, nadie será como Él. Así que lo siento, yo no puedo amar.
Trate como reina a alguien, di todo lo que quedaba y arriesgué mis últimas fichas, para que un día, quizá dos, a miles de kilómetros, todo eso se venga abajo. Lo siento, yo no puedo amar.
Esto ya está dicho, la vida seguirá siendo bella, los pájaros seguirán cantando y me seguirá gustando la chica de mi barrio. Pero lo diré por última vez: Lo siento, yo no puedo amar.